El mito griego de la creación: Prometeo y Pandora
Wednesday, November 26, 2008 2:23:23 PM
Prometeo
era hijo del titán Jápeto y la oceánida Climene. Era hermano de Atlas,
Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños. No tenía
miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus y su poca perspicacia.
Aunque Prometeo permaneció neutral en la revuelta de los titanes, al
final del conflicto, viendo que las cosas se inclinaban hacia los
olímpicos, hizo como si los hubiese apoyado desde el inicio. Zeus les
encomendó la tarea de crear a la humanidad y de proveer a los seres
humanos y a los animales todo lo necesario para sobrevivir…
Mitología griega
Prometeo era hijo del titán Jápeto y la oceánida Climene. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños. No tenía miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus y su poca perspicacia. Aunque Prometeo permaneció neutral en la revuelta de los titanes, al final del conflicto, viendo que las cosas se inclinaban hacia los olímpicos, hizo como si los hubiese apoyado desde el principio, ganándose así un lugar entre los dioses. Se dice que Zeus les encomendó la tarea de crear a la humanidad y de proveer a los seres humanos y a los animales todo lo necesario para sobrevivir. Epimeteo (cuyo nombre significa “ocurrencia tardía”), procedió en consecuencia a conceder a los animales atributos como el valor, la fuerza o la rapidez y los proveyó de todos los elementos necesarios para poder vivir en el mundo, tales como plumas, patas, o piel. Sin embargo, Epimeteo debía crear un ser superior a todos los demás pero no le quedaban más virtudes para ello y no tenía nada que conceder, así que le pidió ayuda a su hermano Prometeo, nombre que significa “prudencia”. Para que los seres humanos fueran superiores a los animales, Prometeo decidió darles una forma más noble y permitirles caminar erguidos. Moldeó un hombre semejante en aspecto a los dioses pero de mucho menor tamaño, dando origen a la raza humana. Prometeo, amó mucho a su creación, es por eso que les enseñó la agricultura, a trabajar la madera, a construir viviendas, etcétera.
Los hombres, agradecidos, sacrificaban corderos y frutas en honor de su benefactor, Prometeo. Zeus empezó a tener envidia de éste y preparó un plan para castigarlo. Zeus se mostró enormemente celoso de su hazaña y ordenó a Hefesto que formara a una mujer, para dársela como premio por sus labores a Prometeo, pero también como forma de sentirse superior a él. Hefesto modeló arcilla y consiguió crear a dicha mujer, llamada Pandora.
Pandora nació con una enorme belleza y todos los dioses quedaron prendados de su hermosura, colmándola de dones. Atenea le concedió sabiduría, Hermes le dio la elocuencia, la envidia, la mentira, enfermedades, ira, etcétera, y Apolo dotes para la música. Zeus por su parte, añadió a todos estos presentes una hermosa caja, que se suponía contenía inmensos bienes y presentes para Prometeo, pero, con todo, ordenó a Pandora (que significa “Todos los regalos”) que no la abriera bajo ningún concepto, lo cual prometió a pesar de su curiosidad. Fue así entonces como Pandora y su caja fueron ofrecidos a Prometeo, quien, astuto y precavido rechazó a ambas.
Prometeo le indicó a su hermano Epimeteo que, como había hecho él, desconfiara de cualquier regalo de Zeus ya que en el fondo lo consideraban un enemigo por haber vencido y condenado a los titanes. Epimeteo y Pandora se casaron, vivieron muy felices por un tiempo, hasta que la muchacha presa de curiosidad por saber qué contenía la caja que los dioses le habían entregado, la abrió y comenzaron a salir las cosas buenas y todos los males que Hermes le había dado, sólo la esperanza quedó en la caja.
Después que Prometeo comprobó que el caso “Pandora” realmente era un engaño de Zeus, el benefactor de los hombres quiso vengarse. Cuestión que hizo durante una fiesta que habían organizado en el Olimpo y en la cual Prometeo estaba encargado de la comida. Buscó dos bueyes, a uno de ellos le sacó la carne y le dejó los huesos y del otro sacó toda la grasa y se le metió al primero, de manera que tenía un buey que tenia aspecto de “gordo” pero en realidad era pura grasa y huesos… Después de cocinados, Prometeo adornó mejor al que era sólo grasa, piel y huesos, y propuso que Zeus abriera el banquete escogiendo para él el primer buey.
Zeus, encantado con el aspecto del buey “arreglado”, lo tomó y al darse cuenta de la broma, montó en cólera y castigó a Prometeo a ser encadenado en los montes Cáucaso, a una piedra y a que durante el día un águila le comiera el hígado. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada día, y el águila volvía a comérselo cada día.
Este castigo habría de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y le liberó disparando una flecha al águila. Zeus orgulloso de la hazaña de su hijo no protestó. Pero para que su juramento se cumpliese obligó a Prometeo a llevar siempre una sortija hecha con el hierro de la cadena que le había atenazado, en la que estaba engarzado un pedazo de la roca de la que había sido prisionero.