Parvati, Shiva y Ganesha
Parvati, Shiva y Ganesha
Según las escrituras, hay en total 330 millones de dioses y diosas en el hinduísmo. No es de extrañar que no haya ningún libro que tenga alistados todos los nombres de los dioses…
Podría decirse que hay un dios o diosa para cada uno de los diferentes fenómenos naturales que el ser humano vio ocurrir en sus alrededores desde el mundo primitivo.
Los fenómenos naturales y elementos como el fuego, el aire, la tormenta, las lluvias, los terremotos, los árboles, las serpientes, el sol, la luna, etc. fueron considerados desde el principio como algo superior o fuera de nuestro entendimiento. Como ha venido ocurriendo desde los albores de la historia, todo lo que el ser humano no entendía y temía fue considerado un poder sobre natural o ‘Dios’.
Pero entre los distintos fenómenos naturales, se identificaron tres principales: la creación, la destrucción y la etapa entre los dos: la vida, también considerada como un momento en el que necesitamos estar protegidos (ante la amenaza de la muerte o la destrucción).
El ser humano llegó a la conclusión de que el creador, por definición, no puede o quiere destruir; que el destructor no quiere o no puede proteger, que el protector no puede ser el destructor etc. Asi surgió el concepto de la Trinidad Hindú: Brahma (el creador), Vishnu(el protector) y Shiva (el destructor).
Otros dioses pricipales son Rama, Krishna, Ganesha (el conocido dios elefante), Hanuman (dios mono), y las diosas como Parvati (esposa de Shiva), Durga y Kali (formas de Parvati), Laxmi (esposa de Vishnu) y Sarswati (esposa de Brahma). Las esposas de los dioses simbolizan las energías de los Dioses.
Sin embargo, y aunque solamente en la teoría, los hindúes creen que hay solamente un ser supremo y absoluto que se llama ‘Brahm’ y los millones de dioses y diosas son representaciones de ‘Brahm’. Decimos en la teoría porque en la práctica se ha perdido de vista este ‘Brahm’ y los hindúes están más concentrados en los dioses “secundarios”.
La doctrina hindú dice que las prácticas espirituales de una persona deben de corresponder su capacidad espiritual y que uno debe de tener la libertad de escoger o inventar una forma de ‘Brahm’ que satisfaga su deseo espiritual y hacerla el objeto de su oración